What it’s Like to Grow Up in Cozumel: Bianca Santos Ramirez Shares Her Perspective
Whenever I meet someone new I can’t wait for them to ask me where I am from.
Everyone’s reaction is so different. Some look confused and ask me to repeat myself. Others simply have never heard of Cozumel, Mexico. Nonetheless, they all seem surprised and require a little proof. I don’t blame them. It’s hard to believe even for myself that I grew up on an island in the Mexican Caribbean.
If 7 – year old me were writing this she probably wouldn’t see a story, but as I’ve grown to meet people from other places I see why it can be so interesting for me to expand on where I am from. Growing up in Cozumel gave me the opportunity to surf when I was 8, learn to
scuba dive at 10 and participate in the release of thousands of baby sea turtles and even absurd things like having an elephant in my front yard for two weeks, an iguana laying eggs under my bed and coming home to 9 beautiful green babies, rehabilitating orphaned opossums to release in back into the wild, and countless other crazy stories. Where else on Earth could this all happen to one kid?
I like to compare my childhood to the life of the quokkas on Bald Island. They roam around the island with big smiles on their faces, living their fullest life and without the threat of a predator. This is was what it was like for me. I had no sense of danger and no idea what it was like to feel unsafe. Everybody knew everyone and if my parents didn’t know where I was someone certainly told them.
Looking back at my life this is exactly what I love about Cozumel. I left Cozumel when I was 16 to live in Germany with the idea that I was going to spend a year and come home. But life happens and I haven’t lived in Cozumel since.
People always ask me if I ever see myself living in Cozumel again. I never know how to answer them because I still call Cozumel my home. As the years pass, my visits to Cozumel have become scarce and I don’t get to visit the island as much as I’d like. I’ve watched the island change with and without me.
But the one thing that hasn’t changed nor ruptured is the beautiful bubble. No matter where I go on the island, I am always going to run into someone I know that takes me back to the lovely memories of my childhood. When you grow up and live in Cozumel you take for granted the little things that make life so easy. If I could go back in time I wouldn’t change a thing. It’s small moments like these that remind me why I still love this island and call Cozumel home.
Bianca Santos Ramirez was born and grew up in Cozumel, in part at Rock’n Java, the restaurant that her family opened in 1995. Her mother, Lisa Ramirez is the President of the Humane Society of Cozumel Island, and has opened her home up to a variety of unusual and sometimes downright weird animals.
Lo que es crecer en Cozumel. Bianca Santos Ramirez comparte su perspectiva
Siempre que conozco a alguien no puedo esperar a que me pregunten de dónde soy.
Todas las personas reaccionan de manera distinta. Algunas parecen confundidas y me piden que lo repita. Otras simplemente nunca han oído hablar de Cozumel, México. Sin embargo, todas parecen sorprendidas y requieren una pequeña prueba de ello. No los culpo. Es difícil creer, incluso para mí, que crecí en una isla en el Caribe mexicano.
Si esto lo estuviera escribiendo a mis 7 años tal vez no me sería claro ver una historia; pero a medida que he conocido gente de otros sitios me percato del por qué puede ser tan interesante extender la información del lugar de donde provengo. Crecer en Cozumel me dio la oportunidad de surfear a los 8 años, de aprender a bucear a los 10 y de participar en la liberación de miles de tortuguitas marinas, y también de absurdas como tener un elefante en mi patio durante dos semanas, que una iguana desovara debajo de mi cama y regresar a casa para ver 9 hermosos bebés color verde; ayudar a la rehabilitación de zarigüeyas huérfanas para después liberarlas en la naturaleza silvestre; y otras innumerables historias locas. ¿Dónde más en la Tierra podría pasarle todo esto a un niño?
Me gusta comparar mi infancia con la vida de los quokkas en Bald Island. Deambulan por la isla con enormes sonrisas en sus rostros, viviendo su vida de la manera más plena y sin la amenaza de un depredador. Así fue para mí. No tenía sentido del peligro y no tenía idea de lo que era sentirse inseguro. Todo el mundo conocía a todo el mundo, y si mis padres no sabían dónde me encontraba, de seguro alguien se los diría.
Recordando mi vida esto es exactamente lo que me encanta de Cozumel. Dejé Cozumel a los 16 años para vivir en Alemania con la idea de quedarme un año y volver a casa. Sin embargo, la vida sigue su curso y no he vivido en Cozumel desde entonces.
La gente siempre me pregunta si alguna vez me veo viviendo de nuevo en Cozumel. Nunca sé cómo responder ya que sigo considerando a Cozumel como mi hogar. Conforme han transcurrido los años, mis visitas a Cozumel han sido más limitadas y no me es posible visitar la Isla tanto como lo desearía. He visto cómo cambia la Isla con y sin mí.
Lo único que no ha cambiado ni tampoco se ha fracturado, es la hermosa burbuja. Sin importar adónde vaya en la Isla, siempre me voy a topar con algún conocido que me lleva rememorar los hermosos recuerdos de mi infancia. Cuando creces y vives en Cozumel das por hecho las pequeñas cosas que hacen que la vida sea tan fácil. Si pudiera volver atrás en el tiempo no cambiaría nada. Son pequeños momentos como éstos los que me recuerdan por qué todavía amo a esta Isla y por qué llamo a Cozumel mi hogar.
Bianca Santos Ramírez nació y creció en Cozumel, en parte en Rock’n Java, el restaurante que su familia abrió en 1995. Su madre, Lisa Ramírez es la presidenta de la Sociedad Humanitaria de la Isla Cozumel y ha abierto su hogar a una gran variedad de animales peculiares y, en ocasiones, francamente extraños.
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