Cozumel Living
How I Came to Call Cozumel Home: A Series by Island Residents
Monica Sauza recaps her story ….
Editors Note: This story is reprinted from way back in 2014 when Monica originally wrote it, however since that time, she’s only become a bigger and more essential part of the Cozumel 4 You Team. Simply put, without her, we couldn’t do what we do. Because she’s “behind the scenes” a lot I often feel like she doesn’t get the public recognition that she so deserves. She’s been a true and loyal friend, and in my typical fashion, I’d like to embarrass her with a little bit of love and attention – LW
The first time I ever set foot on this Paradise was 1976 to board the 850-passenger/240-crew M/S Bolero, a fairly large cruise ship for its time. As we had to wait several hours before boarding, Hotel Mara was the choice to spend the time. Still etched in my memories is the crystal clear water where one could see many vibrantly colorful fish without even using a snorkel mask. After returning from the cruise trip, a surprise awaited: the travel agency had booked the flight over through one airline and the return in another; a difference of $17 USD per person had to be paid….we only had $6 dollars total. As there were no public phones in the airport, the airline reps suggested going into town to call the travel agency to make arrangements. The place to call long distance was just across the “fiscal” pier (Note: if someone remembers, please correct me I might be wrong in the exact location of the phone place.) The memory still lives on: looking at the ocean, the bright colors of the sky, the fresh air, the smell of the water, and the breeze. I fell in love with Cozumel. Returning back to Mexico City life carried on.
Never would it have crossed my mind that 5 years later the fine cobweb, twists and turns of life would bring me to Cozumel, my permanent home. From north to south Mexico is full lore and beliefs; Cozumel is no exception. Someone had warned me that drinking a glass with water from a well would make me stay forever. Apparently it was more than a glass! There are many things I miss from back then, besides a more relaxed pace, walking down any street greeting people with ‘buenas’ while they relaxed outside their homes in the early evening, just chatting. They might have not known my name or I theirs, but the warm smiles were always there and sometimes an invitation to sit and chat with them; that’s one of the ways you literally knew and met everyone in the Island. Other times, while walking down the street you would hear ‘bomba’ from the construction workers. This meant you had to stop, wait or go the other way because they were using explosives to break into the limestone.
Please do not think me foolish when I thank Ix-Chel as she has allowed me to live many lives in this her home, which is mine as well. I have never missed the “big” City or have had “Island fever”, and when I am not in the Island more than a day, can’t wait to return. The birth and blessing of my amazing daughter reassured this was where I wanted her to grow. As I decided to stay mom, my brothers, sisters and their children have shared with me many of these wonderful years. Here I have met many, many incredible people who have blessed me with their smiles and friendship, each and all were, have been, are and will be a very important part of my life. An everlasting Thank you to Cozumel, my permanent home.
Monica Sauza lives in the Island since 1981; she has worked in different and important companies in the Island. For over 20 years assisted foreigner nationals with migratory processing and is a Licensed Expert Translator authorized by the Supreme Court of the State of Quintana Roo.
Cómo es que Cozumel se convirtió en mi hogar: Una serie escrita por habitantes de la Isla
Mónica Sauza resume su historia. . .
Nota de la Editora: Reimprimimos esta historia que Mónica escribió originalmente en el 2014. Sin embargo, desde ese entonces ella se ha convertido en una parte mayor y más esencial del equipo Cozumel 4 You. En pocas palabras, sin ella no podríamos hacer lo que hacemos. Debido a que la mayor parte del tiempo ella está “tras bambalinas”, no obtiene el reconocimiento público que merece. Ha sido una amiga fiel y leal, y en mi manera muy típica, quisiera ruborizarla con un poco de cariño y atención – LW
La primera ocasión que pise este Paraíso fue en el año 1976 para abordar el B/M Bolero, de 850 pasajeros y 240
tripulantes. Era un buque turístico grande para su época. Ya que debían transcurrir varias horas antes de abordar, elegimos el Hotel Mara para pasar el tiempo. Aún se encuentran grabados en mis recuerdos el agua cristalina donde era posible ver muchos peces de girantes colores sin siquiera usar una máscara para esnórquel. Después de regresar del viaje en buque, un sorpresa aguardaba: la agencia de viajes reservó el vuelo de venida en una aerolínea y el de retorno en otra; debíamos pagar una diferencia de $17 dólares estadounidenses por persona…en total sólo contábamos con $6 dólares. Ya que el aeropuerto no contaba con teléfonos públicos, los representantes de la aerolínea sugirieron ir al pueblo para llamar a la agencia de viajes y arreglar el asunto. El sitio para llamar de larga distancia estaba frente al muelle “fiscal” (Nota: por favor corríjanme, es posible que me equivoque en cuanto a la ubicación del sitio donde estaba la caseta de teléfono). Los recuerdos siguen vivos: viendo hacia el océano, los brillantes colores del cielo, el aire fresco, el olor del mar, y la brisa. Me enamore de Cozumel. Al regreso a la Ciudad de México, la vida prosiguió.
Nunca me hubiera cruzado por la mente que 5 años después la fina telaraña, los vuelcos y giros de la vida me traerían a Cozumel, mi hogar permanente. De norte a sur, México está lleno de tradiciones y creencias; Cozumel no es ninguna excepción. Alguien me advirtió que tomar un vaso con agua de pozo me haría quedarme para siempre. ¡Evidentemente tomé más de un vaso! Hay muchas cosas que extraño de aquel entonces además de un ritmo de vida más calmado, caminar a través de cualquier calle diciendo “buenas” a la gente que se encontraba sentada fuera de sus casas temprano al anochecer y platicando. Es posible que no supieran mi nombre o yo el de ellos, pero las cálidas sonrisas siempre estaban ahí y, en ocasiones, una invitación para sentarse y platicar; esa es una de las maneras de cómo literalmente se sabía y conocía a todos en la Isla. En otras ocasiones, mientras uno caminaba por la calle se escuchaba el grito de “bomba” de los trabajadores de la construcción. Esto significaba que había que detenerse, esperar o irse por otro lado ya que estaban usando explosivos para romper la piedra caliza.
Por favor no me consideren una ridícula por agradecer a Ix-Chel ya que me ha permitido vivir muchas vidas en este su hogar, que también es mío. Nunca he extrañado la “gran” ciudad ni he tenido “islitis”, y me encuentro fuera de la Isla durante más de un día, quiero regresar lo más pronto posible. El nacimiento y bendición de mi increíble hija confirmo que este era el lugar donde yo deseaba que ella creciera. Como decidí quedarme, mi mamá, mis hermanos, hermanas y los hijos de éstos han compartido conmigo como muchos de estos maravillosos años. Aquí conocí a muchas, muchas personas increíble quienes me han bendecido con sus sonrisas y amistad, todas y cada una fueron, han sido, son y serán una parte muy importante de mi vida. Un eterno Gracias a Cozumel, mi hogar permanente.
Mónica Sauza vive en la Isla desde el año 1981; ha trabajado en diversas e importantes empresas en la Isla. Por más de 20 años ha ayudado a extranjeros con sus trámites migratorios y es Perito Traductor Autorizada por el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Quintana Roo.
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