Living in Cozumel
How I Came to Call Cozumel Home: A Series by Island Residents
Barbara Ann tells us of her Cozumel adventure …..
Twenty eight years ago, on a fine spring morning, I was in my kitchen, cooking, singing a happy tune when my husband came home with a grand announcement. “Guess what? We’re going to Cozumel on a cruise!
Big smile. Whoo hoo. Great! I’ve never been on a cruise, never been to Cozumel and I love Mexico – what can possibly go wrong? “AND we are all going to get certified and go scuba diving.”
Oh no, I spoke too soon. Cue the memories of the summer of 1980……I was living in Florida for the summer in between high school and college. Kind of, sort of, almost an adult. Aching for freedom and with the offer of 2 glorious months of sun and beach fun with my big brother in Pensacola, that was the graduation gift of my dreams. “And”, he said, “you can get certified and we can go diving.” Cool, my 17 year old, oh so naive self said. What followed was the memory of being so seasick, I was dragged back to land in the water off the back of the boat clutching a rope for dear life. I was pleading, swearing, crying to get back to dry land and promising that I would never, ever attempt to dive again. Then, oddly, ate taco bell.
So, imagine the horror of being a completely grown a** woman with the prospect of humiliating myself in a new country, with new divemasters and our team of salespeople. Goody, can’t wait.
Going through certification was more fun this time. I was older, wiser, and the gear was so much prettier. Pink fins? Yes please. My favorite memory was floating in Ginnie Springs, Florida after our check out dive, watching the guys floating on their backs, lazily kicking their fins and singing Mac the Knife. “Oh the shark bite”……. Good times, for sure.
Arriving in Cozumel, Dive Paradise was a little shop. Apple treated us beautifully, but knowing they had a boat full of
newbies, I can’t imagine how excited our crew wasn’t. Enrique, Rafael and Smiley, you were the best!! . Everyone was excited. I was terrified. One of our friends ate a chorizo omelette right before getting on the boat. I looked at him with a mixture of disgust and admiration. No nerves on that one, for sure. Holding on to a ginger ale and saltine crackers, the terror was mounting. When it was time for the dive briefing, I tried not to scream at the patience of Job divemaster to stop talking because there are waves out here. Don’t you feel them? For the LOVE OF GOD MAN!! “OKay, we’re ready. Hands on mask and weight belt. Backward roll. Okay signal upon entry. “ We all sat there like wax figures. One by one he gently nudged us into the water. And then…..the angels sang. You know the water, the clarity, the color, the beauty. We were hooked. Totally, completely and forever. A love affair began.
We returned to this special island once or twice a year for ten years. And then, life became more “lifey.” Adulting became real. We were simultaneously caring for my terminally ill mother for 7 years and raising teenagers. Experiencing business changes and the stock market “correction” of 2000, (But we don’t talk about that one. EVER>) hmmmmm…… The fun of those years was a distant memory. In the words of Brooklyn’s finest “It was all a dream.” (Biggie Smalls for those of you who aren’t as hip hop obsessed as I was. Back in the day, when it was real.)
But the joy, the sheer love we had for Mexico was always there, the impossible dream. We had the opportunity to buy and renovate a tiny colonial home in Merida. On the farthest possible edge of Centro. But. Still. Centro. It looked like a war zone. But, oh the sweet energy of that house was crying out to be restored. And restore we did. But the pull of Cozumel was so strong. As a newly certified English teacher, (that’s a dramatic story for another day) an opportunity arose to teach in Cozumel at Spanish English Academy. “Try it, Tom said. “If you love it, we’ll move.”” Love it I did indeed. Today, I am the proud co owner, director and chief bottle washer of S.E.A. (SpanishEnglishAcademy)With the most incredible teachers and administrative staff (AMERICA, you are my hero!!!!!) anywhere, we teach English and Spanish with love and passion. The halls of our humble school ring with laughter and learning.
Tomas defied every odd in the book, and opened Coz Coffee Roasting Company. He has become a great coffee roaster and story teller. And still manages to climb mountains. Big ones. Mt. Blanc anyone? With the wonderful team, Mirko, Vince, Monica and more, Coz Coffee has become kind of like Cheers. You may walk in a stranger, but you will leave like family!
With the addition 2 years ago of Loki, the wonder dog, the saddest rescue story ever told, our life here is complete. And full of joy. We are honored to call this beautiful island “home.”
Cómo es que Cozumel se convirtió en mi hogar: Una serie escrita por habitantes de la Isla
Barbara Ann nos cuenta su aventura en Cozumel. . .
Hace veintiocho años, una bella mañana de primavera, me encontraba en mi cocina, cocinando, cantando una alegre melodía cuando mi esposo llega a casa con un gran anuncio: “¿Adivina qué? ¿Nos vamos de viaje en un crucero a Cozumel?”
Mi sonrisa fue inmensa ¡Yujuu! ¡Grandioso! Nunca había viajado en un buque turístico, nunca había estado en Cozumel y me encanta México ¿Qué podía salir mal? “Y, además, nos vamos a certificar como buzos”.
¡Ay no! ¡Hablé demasiado rápido! Como indicación están los recuerdos del verano de 1980. Durante las vacaciones de verano entre la preparatoria y la universidad, estuve viviendo en Florida. Yo era casi como una especie de adulta. Con un enorme deseo de libertad y con la oferta de 2 gloriosos meses de sol y diversión en la playa con mi hermano mayor en Pensacola; ese era mi regalo soñado de graduación. Él me dijo: “Y, puedes obtener tu certificación y podemos ir a bucear”. Mi sumamente ingenua personita de 17 años dijo “¡padrísimo!”. Lo que sigue es el recuerdo de estar sumamente mareada, de ser arrastrada de regreso a tierra en un bote, agarrándome de un cabo del cual dependía mi vida. Rogaba, maldecía, lloraba por regresar a tierra firme, prometiendo que nunca jamás haría de nuevo el intento por bucear. Luego, curiosamente, comí en Taco Bell.
Así que imaginen mi consternación, siendo una mujer adulta con la posibilidad de humillarme, con nuevos guías de buceo y nuestro equipo de vendedores. Magnífico; no creo poder esperar.
Esta vez fue más divertido obtener la certificación. Era mayor y el equipo era más bonito. ¿Aletas color rosa? Sí, por favor. Mi recuerdo favorito era el de encontrarme flotando en Ginnie Springs, Florida después de nuestro buceo de comprobación; viendo a los chicos flotar apaciblemente, pataleando con sus aletas y cantando Mac the Knife. Ciertamente buenas épocas.
Al llegar a Cozumel, Dive Paradise era una tienda pequeña. Apple nos trato de maravilla; pero seguramente la tripulación no estaba muy contenta al saber que tenían una embarcación llena de novatos. ¡Enrique, Rafael y Smiley ustedes fueron los mejores! Todos estaban muy emocionados. Yo estaba aterrorizada. Poco antes de subir a la embarcación uno de nuestros amigos había comido un omelette con chorizo. Lo mire con una mezcla de desagrado y de admiración. Ese de seguro no estaba nervioso. El terror escalaba mientras agarraba un Ginger Ale y galletas saladas. Cuando llegó el momento de la sesión informativa de buceo, traté de no gritar al guía de buceo con paciencia de santo, que dejara de hablar pues allá afuera había olas. ¿Qué no las sentía? ¡Hombre, POR EL AMOR DE DIOS! “bien. Ya estamos listos. Manos en la mascara y en el cinturón de pesas. Den la voltereta hacia atrás. Bien. Señal al entrar”. Todos permanecimos sentados al igual que figuras hechas de cera. Con suavidad empujó a uno por uno dentro del agua. Y luego. . . cantaron los ángeles. Ya conocen el agua, la transparencia, el color, la belleza. Quedamos enganchados. Total y completamente, y para siempre. Comenzó una historia de amor.
Durante diez años continuamos regresando a esta Isla especial una o dos ocasiones al año. Luego la vida se volvió más enérgica. Ser adulto se convirtió en algo más real. Estábamos cuidando de mi madre terminalmente enferma y a la vez de nuestros dos adolescente. Estábamos viviendo la experiencia de los cambios en los negocios y la “corrección” del mercado de calores del 2000 (Pero no hablamos de eso. NUNCA) … Mmmm… La diversión de aquéllos años era un recuerdo distante. En palabras de la película los Héroes de Brooklyn, “Todo fue un sueño”. (Biggie Smalls [o Notorious BIG] para aquellos de ustedes que no están tan obsesionados con el hip hop como yo. En aquéllos tiempos, cuando era real).
La felicidad y el inmenso amor que teníamos por México siempre estaba ahí; el sueño imposible. Tuvimos la
oportunidad de adquirir y renovar una pequeña casa en Mérida. En la orilla más alejada posible del centro. Pero, aun así, seguía siendo el Centro. Semejaba una zona de guerra; y la dulce energía que emanaba la casa clamaba por ser restaurada. Y la restauramos. Sin embargo, la atracción de Cozumel era muy intensa. Como maestra de inglés recién certificada (esa es una historia dramática para contar otro día), surgió la oportunidad para dar clase en la “Spanish-English Academy” (SpanishEnglishAcademy) en Cozumel. Tom dijo: “Prueba. Si te gusta, nos mudamos”. Y ciertamente me gusto. Hoy día soy la orgullosa copropietaria, directora y mujer orquesta de S.E.A. Con el equipo de maestros y de administración más increíble de todos (¡AMERICA, eres mi heroína!) . Impartimos la enseñanza del inglés y del español con amor y pasión. Los salones de nuestra humilde escuela resuenan con risas y aprendizaje.
Tomás se las sabia de todas todas y abrió “Coz Coffe Roasting Company”. Se convirtió en un gran tostador de café y cuentacuentos; y además se las arregla para escalar montañas. Muy grandes. ¿A alguien le interesa el Mont Blanc? Con el maravilloso equipo de Mirko, Vince, Mónica y más, “Coz Coffee” se ha convertido en algo similar al programa televisivo estadounidense “Cheers”. Es posible que usted entre ahí como un extraño, ¡pero saldrá como parte de una familia!
Con la inclusión hace 2 años de “Loki”, el perro maravilla, la historia de rescate más triste jamás contada, nuestra vida aquí está completa, y llena de alegría. Nos sentimos honrados en llamar “hogar” a esta bella Isla.
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